martes, 11 de noviembre de 2014

¡Juguemos!

Vamos a jugar a un juego:

Vamos a pensar en una persona de nuestro entorno con quien tengamos relación. No hace falta que a esa persona la tengamos que ver todos los días.

Esa persona tiene que tener algo que para nosotros sea especial. Algo que nos llame la atención: sus habilidades sociales, su capacidad de síntesis, que haga bien determinadas cosas... en fin, algo que nosotros valoremos y que creamos que es bueno.
El siguiente paso es intentar resumir en un par de lineas eso mismo que vemos en esa persona, y cuando lo tengamos claro, vamos a por el paso más complicado:
Vamos a decírselo

En persona, por correo electrónico, por carta (¡qué bonito!), por facebook, whatsapp... las posiblidades son muchas y da igual cómo, el caso es hacerlo.
No tiene por qué ser del sexo opuesto, puede ser del mismo sexo, y no nos tiene por qué gustar ni "hacer tilín".

El juego podría acabar aquí, pero para los jugones y los que siempre se quedan con ganas de más, aquí viene lo bonito de este juego... que no se acaba nunca.
Siempre vamos a encontrar a alguien que merezca la pena, que tenga cualidades que nosotros admiramos, que desearíamos tener o que simplemente nos maravillan.

Podemos también encontrar variantes para no aburrirnos... en lugar de apreciar las cualidades de uno, podemos simplemente agradecer una determinada labor. Y podemos emplear el mismo sistema.

Para los indecisos o los tímidos: No tiene por qué ser dicho o escrito. También se puede manifestar mediante un abrazo, un pequeño regalo o cualquier gesto o símbolo de aprecio. Somos seres humanos y estamos en un nivel en el que nos podemos comunicar de muchas maneras, hagamos pues alarde de nuestra superioridad para lo bueno.

Nuestra sociedad está enfocada hacia los demás de manera que siempre resaltamos antes las cosas que se hacen mal. Y eso no es malo, nos ayuda a mejorar. De hecho que te digan lo que estás haciendo mal te ayuda para no volver a repetir el comportamiento o la acción.
Pero nunca nos enseñan a reforzar las buenas acciones. Vemos gente realizando buenas acciones y las valoramos, claro que las valoramos, pero de puertas para adentro. 
No os imagináis lo importante y lo decisivo que puede ser para alguien que venga otra persona y le valore. No sabemos siquiera si esa persona se está planteando abandonar determinada tarea, o está cansada de seguir con la vida tal cual la lleva, cuando la única realidad es que la mayoría de las cosas que nos proponemos son maravillosas.

Así que, para dar ejemplo, yo ya empecé a jugar. Ahora os cedo el testigo, pero con la diferencia de que en lugar de quedarme a observar, seguiré jugando en activo.

¡Juguemos!


No hay comentarios:

Publicar un comentario